
El consumo de tabaco es la primera causa de enfermedad asociada con la mortalidad que es posible evitar. Se conoce muy bien que el consumo de tabaco afecta al organismo humano acelerando el envejecimiento celular. Esto se debe a que se inhala el humo de numerosas sustancias tóxicas pueden llegar a las estructuras u órganos del cuerpo a través del torrente sanguíneo causando varias patologías. Entre las enfermedades más frecuentes que el tabaco puede producir a nivel sistémico destacan la hipertensión arterial, el cáncer, las enfermedades pulmonares o cardiacas, entre otras. Además de las enfermedades a nivel sistémico, existen estudios científicos que han demostrado que el consumo habitual de tabaco produce alteraciones significativas a nivel ocular.
¿Qué alteraciones induce el consumo habitual de tabaco en los ojos?
Debido al efecto oxidativo que produce el tabaco en las células del cuerpo, acelera el desarrollo temprano de patologías que son más frecuentes en personas de edades avanzadas. La principal patología que se puede producir por efecto del tabaco a nivel de la retina es la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE). Se ha determinado que los pacientes habituales fumadores tienen aproximadamente 5 veces mayor probabilidad de desarrollar degeneración macular que los no fumadores.
Según el Dr. Luis Felipe Hernández Matute, oftalmólogo especialista en Retina y Vítreo, el efecto tóxico de los productos que ingresan a los tejidos del ojo de las personas fumadoras está ampliamente demostrado, así como el efecto de vasoconstricción severa que afecta la micro circulación de la retina y el nervio óptico. Esto último produce una disminución de la irrigación sanguínea en tejidos que son sumamente sensibles, comprometiendo la vitalidad de las células responsables de la visión. La nicotina, componente principal del tabaco, es un potente vasoconstrictor razón por la que el fumar es nocivo para los tejidos del ojo, principalmente la mácula. Por ello es que el fumar aumenta considerablemente el riesgo de padecer Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).
Sin embargo, a pesar de que la DMAE es la patología más frecuente que puede inducirse en fumadores habituales, el tabaco también produce un adelgazamiento de la capa de fibras nerviosas del nervio óptico aumentando la incidencia de glaucoma. Se ha demostrado que el consumo habitual de tabaco acelera el desarrollo del glaucoma crónico simple, empeora el pronóstico y el tratamiento de otras patologías como la neuropatía óptica, la uveítis, las enfermedades oculares tiroideas, la retinosis pigmentaria o la retinopatía diabética entre otras.
El consumo de tabaco también puede incrementar la probabilidad de desarrollar cataratas. Aunque las cataratas son una condición que se produce principalmente por el envejecimiento natural del cristalino, el efecto oxidativo que produce en el cristalino el fumar tabaco acelera su aparición.
El consumo frecuente de tabaco induce a sequedad ocular, conjuntivitis, blefaritis o queratitis entre otras alteraciones de la conjuntiva y la córnea.
A pesar de que los fumadores son el grupo de población que puede desarrollar más alteraciones en la visión por el efecto oxidativo del tabaco, también los fumadores pasivos pueden manifestar alteraciones en la visión con el tiempo, especialmente aquellos que están más expuestos al humo del tabaco.
Con el objetivo de prevenir las alteraciones visuales que induce el consumo de tabaco, en Visión Integral de Guatemala le recomendamos evitar el consumo, en la medida de lo posible. Así mismo aconsejamos realizar revisiones oftalmológicas periódicas con el objetivo de realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento óptimo en caso de ser necesario, especialmente en pacientes con edades superiores a los 45 años ya que a esa edad se tiene mayor probabilidad de desarrollar patologías oculares.

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