
Escrito por el Dr. Roberto Curley
Oftalmólogo pediatra - Visión Integral Guatemala
En la época actual consideramos que alrededor del 25% de niños necesitaran gafas para poder corregir sus defectos de visión y desempeñar sus labores con comodidad.
Generalmente, al usar la corrección adecuada, el niño se adapta muy bien a sus anteojos y hasta los pide cuando se acostumbra a ver bien.
El ojo del niño va cambiando de graduación con el crecimiento por lo que necesita revisiones periódicas con más frecuencia que los adultos.
En algunos casos, muy especiales, con graduaciones muy altas (miopes o hipermetropes), niños operados de catarata, anisometropía (graduaciones diferentes en cada ojo), el resultado visual es mejor con lentes de contacto blandos lo que, al principio, impacta a los padres pues se piensa que es algo difícil y hasta peligroso.
Claro está que cuando el niño es muy pequeño dependerá de la ayuda y entrenamiento de sus padres para poder manipularlos con seguridad y el resultado será de mucha más comodidad, el lente de contacto le da menos distorsión de imagen en todas las posiciones de la mirada así como ampliación a campo visual normal, permitiendo también mayor independencia para los deportes.
Actualmente los fabricantes usan materiales con muy buena permeabilidad al oxígeno que permite que la córnea se mantenga bien durante la vida útil del lente, (que puede ser de uso diario, semanal, quincenal o mensual) y además tienen la ventaja de ser desechables lo que disminuye enormemente la posibilidad de infecciones.
¿Cuándo usar los lentes de contacto en niños?
Como se dijo anteriormente, en casos especiales es la primera opción con niños de 1 a 6 años, y necesitan que los padres se los pongan y quiten.
Por otro lado hay niños que rechazan las gafas a cierta edad, principalmente por burlas de los compañeros (“cuatro ojos”, etc.) o simplemente por razones cosméticas.
La edad ideal para usarlos depende de la madurez del niño pero, en general, los pueden cuidar bien entre los 7 y 9 años adaptándose mejor a su rutina a partir de los 12 años.
En resumen las indicaciones básicas pueden ser médicas, sociales y deportivas contando en las dos últimas con el beneplácito del paciente.

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