
Por la Dra. Ana Raquel Hernández
Oftalmóloga Pediatra de Visión Integral
Los problemas de la visión en niños pueden ser muy frecuentes y ser suficientemente importantes como para causar un impacto negativo en el aprendizaje. Se calcula que entre un 10 a 15% de los pre-escolares pueden tener problemas de visión como: hipermetropía, miopía, astigmatismo, estrabismo y dificultades de percepción de colores.
Los niños no se quejan de mala visión. Ellos no saben que están viendo mal porque no tienen un punto de comparación pero pueden dar síntomas que debemos vigilar. Estemos atentos si el niño presenta uno o varios de los siguientes síntomas:
• mala comprensión al leer,
• trabaja muy lento en sus tareas escolares,
• le duele la cabeza,
• es sumamente inquieto ,
• le cuesta concentrarse,
• cierra un ojo,
• tuerce la cabeza,
• se acerca o se aleja para ver,
• parpadea mucho,
• se frota los ojos con frecuencia,
• pierde fácilmente la atención,
• se levanta de su lugar para ver el pizarrón
• lo han clasificado como un “niño problema”.
Todos estos síntomas pueden llevar a un diagnóstico erróneo de déficit de atención o de ADHD y realmente lo que tienen es un problema visual sin tratamiento. Muchas veces, cuando se ponen sus lentes “mágicamente” se curan de los problemas de conducta.
Se calcula que aproximadamente el 80% de la información que llega a nuestro cerebro es a través de los ojos, si esta información está fuera de foco o es de mala calidad, puede afectar al niño en su aprendizaje y rendimiento escolar.
Antes de su primer año de vida, y de entrar al colegio, el niño necesita una evaluación oftalmológica completa con dilatación pupilar incluida. Los tamizajes (exámenes rápidos de agudeza visual) nos pueden ayudar a detectar si hay problemas; pero sólo con una evaluación completa que se puede llegar a un diagnóstico adecuado.
El diagnóstico temprano de los problemas visuales en niños es muy importante ya que a menor edad, los niños responden mejor al tratamiento. Una evaluación completa con dilatación pupilar nos da información sobre agudeza visual de lejos y cerca, binocularidad (uso de los 2 ojos a la vez), motilidad ocular, campo visual, coordinación ojo-mano y percepción de profundidad. Todas estas habilidades son útiles para los niños en el aprendizaje y en los deportes. Los términos “bizco” y “ojo haragán” se refieren a condiciones potencialmente muy dañinas para la salud visual de los niños. Si se diagnostican temprano, el tratamiento es efectivo.
Otros síntomas importantes a vigilar son cuando los niños “hacen chiquitos los ojos” o cierran parcialmente los ojos para ver, tienen mucha sensibilidad a la luz, se acercan mucho a la televisión o no siguen un objeto en movimiento, tienen ojos rojos crónicamente y lagrimeo.
Los problemas visuales sin tratamiento ponen a los niños en gran desventaja para aprender. Es altamente recomendable hacerles un examen completo de los ojos realizado por oftalmólogo pediátrico antes de entrar de nuevo al colegio.

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