
Por Dr. Mario Roberto Curley Penados
Oftalmólogo Pediatra de Visión Integral
Una de las consultas frecuentes a la clínica de oftalmología pediátrica es la epífora o el lagrimeo de uno o los dos ojos en recién nacidos, generalmente presente desde el nacimiento o algunos días después. El lagrimeo se acompaña de abundante secreción (cheles) resistente a casi todos los colirios y cremas, incluso antibióticos sistémicos que solo dan alivio temporal.
En la mayoría de los casos, el lagrimeo excesivo se debe a la obstrucción congénita de la vía lagrimal, algo que se observa en un alto porcentaje de recién nacidos. Generalmente este problema se resuelve solo y solamente un 5% de los recién nacidos necesitan un procedimiento llamado sondeo lagrimal, por lo que hay que esperar hasta los 12-13 meses edad para ver cómo evoluciona el o la bebé.
Las lágrimas son necesarias para la lubricación y transparencia de las córneas. Éstas se producen en las glándulas lagrimales y se reparten por todas las superficies oculares con cada parpadeo. Después lubricar el ojo, las lágrimas drenan por los agujeros o puntos lagrimales en el lado nasal de los párpados para llegar a un canalículo común que desemboca en el saco lagrimal, pasando luego al conducto nasal lagrimal y llegando finalmente a la nariz y faringe en donde son tragadas.
Fisiológicamente tenemos dos tipos de lágrimas normales:
1. La lágrima basal que humecta los ojos.
2. El lagrimeo reflejo en respuesta a una irritación ocular (infección, cuerpo extraño, o emoción). Si la epífora está aumentada puede deberse a una obstrucción en el drenaje de la misma.
Usualmente, los bebés con obstrucción de la vía lagrimal llegan a la clínica con síntomas de lagrimeo, secreción mucosa, dermatitis secundaria, conjuntivitis bacteriana y, en pocos casos, con celulitis palpebral y cistitis. Es bilateral en un tercio de los casos y más de la mitad de los casos, tratados solo con higiene, se resuelven espontáneamente entre los 6 y 12 meses de edad.
El tratamiento médico consiste en dar masajes frecuentes sobre el saco lagrimal, con lo que se resuelven el 95% de los casos, evitando así las infecciones y vaciando de manera regular el contenido del saco.
Así que, ¿Cuándo está indicado el tratamiento quirúrgico de la obstrucción de vías lagrimales?
Solamente si las molestias persisten después de los 10-12 meses de edad, se procede al tratamiento quirúrgico que consiste en el sondaje o sondeo lagrimal. Este es un procedimiento sencillo pero delicado que consiste en pasar una sonda metálica desde el punto lagrimal a la vía de drenaje y punzar la obstrucción membranosa. Se efectúa en sala de operaciones con anestesia general pero no necesita hospitalización.
La tasa de éxito es alta con una intervención, en caso contrario, se puede repetir el procedimiento dos o tres veces más. En caso de persistir la obstrucción, se puede hacer una intubación pero es poco frecuente.
Otras causas del lagrimeo en bebés:
• Rinitis alérgica
• Gripe
• Epiblefaron
• Cierre incompleto del párpado
• Distriquiasis
• Cuerpo extraño
• Úlcera Corneal
Consulte a su oftalmólogo pediatra por cualquier molestia que pueda presentar su bebé. La prevención es la mejor forma de tratamiento.

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